miércoles, 25 de febrero de 2009

19 de febrero

Hay algo que realmente me preocupa. Como conté días atrás, hay un chico cuyo nombre es Marcus que mañana acaba el tratamiento contra la tuberculosis y va a ser “discharged”, es decir, va a quedar en la calle sin, según el, nada de dinero. Desde hace como tres días lleva buscándome continuamente en cada lugar donde este para recordarme que el Viernes es “el día” y que quiere que le ayude con el transporte hacia la cuidad en la que supuestamente esta la casa de su madre, a 400 Km. de allí. Solo me pide 75 Birr pero no me gustaría que nadie se diera cuenta de que se los doy; eso seria como una bomba en pura expansión y no quiero ni pensar lo que podría pasar. ¿Cómo dárselos discretamente cuando tiene pantalones sin bolsillos, sandalias y ninguna mochila o cartera donde pueda guardarlos? Eso es realmente lo único que me preocupa pues si intenta engañarme y dar algún otro uso menos imprescindible a ese dinero, seguramente yo le daría uno pero y no estamos hablando de una gran cantidad. Bueno, pues mañana tendremos el desenlace (esto parece ya uno de estos culebrones).
Al salir de misa estuve hablando con Rafa (me parece que me dijo ese nombre), un sacerdote polaco que estos días celebra en la capilla. Durante esta me hace mucha gracia cuando pregunta durante la homilía alguna palabra de la que no se acuerda a las sisters, pues no acaba de dominar del todo el inglés.
Por la mañana, aparte de haber recibido una muy buena clase de amarina por parte de uno de los trabajadores (ya comienza a ser habitual), tuve después es privilegio de acompañar a uno de los médicos en su visita diaria a los pacientes. Esto era algo que estaba desde el primer día buscando hacer, pero hasta hoy no encontré un doctor “majete” como este que me explicara pacientemente los síntomas y demás; me dijo entre otras cosas que muchos de los pacientes infectados por VIH y tuberculosis son ex combatientes de las diversas guerras en las que Etiopia ha participado durante el régimen dictatorial que sufrió hace no muchos anos. Hasta me dio una clase de historia etiope. Acabe la mañana en la zona de los niños no sin antes haber sido “captado” nuevamente por Marcus, que me recordó una vez mas la “confianza que tiene en mi” (resulta algo pesado pero se puede comprender).
Tras una intensiva sesión de Internet, decidí ir nuevamente a la zona de los niños. Me encontré que estaban unos cuantos en un aula y, como el profesor estaba algo despistado hablando con Gerold sobre temas seguramente apasionantes, aproveche para llamar su atención con algunos juegos, canciones e incuso pequeñas lecciones de castellano (suena demasiado bien para lo que realmente fue). Finalmente “les saque” al patio para seguir con mas juegos allí.
El día acabo con unas interesantes conversaciones con María y por supuesto con Gerald mientras cenábamos un buen plato de pasta.
Pequeña reflexión sobre este día: lamento haberme perdido la adoración con las hermanas pues tuve que acompañar a María a hacer unas compras; no me arrepiento de ello pero sinceramente note un pequeño vacío cuando llegamos y vi que ya había acabado. Veo todavía muy lejos el día de irme de Etiopia y noto, como por una parte es normal, que mi trabajo aquí no es imprescindible; se que realmente no es así y que lo que hago, que es acompañar y hacer sentirse queridos a los que están solos no es menos importante que lavar ropa, limpiar culos o atender a la salud física de los enfermos (actividades para las que ya hay trabajadores organizados), sin embargo, esto ultimo es algo que paradójicamente se valora infinitamente mas. Acabo lanzando una pregunta: ¿Si estuvieras enfermo hasta el punto de que tu enfermedad probablemente te incapacite para toda la vida, que te molestaría mas: la suciedad o la soledad y falta de cariño?

No hay comentarios:

Publicar un comentario