viernes, 20 de febrero de 2009

17 de febrero

En ocasiones, mientras escribo pienso en la posibilidad de que en algún momento me enfrente a la “pagina en blanco”, como hago cada día, sin tener nada especial que contar. Sin embargo, esto no me ocurre por el momento, y espero que así siga.
Tras el habitual comienzo con la misa y el desayuno anglosajón, empecé la ruta por las habitaciones, esta vez le toco la “room 2” ser la primera. Uno a uno fui visitando a cada uno de los pacientes. En cada visita, intentaba “leer” lo que cada uno quería (pues casi ninguno habla ingles) y también tuve tiempo para practicar mis escasos conocimientos de amarina.
Quede muy satisfecho de mi trabajo por la mañana, pues fue la primera vez que pude dedicar algo de tiempo a todos los pacientes “encamados”, que son los que lógicamente, mas falta les hace compañía. Entre mis visitas estuvo el hombre huesudo que ayer tan mal se encontraba; hoy su cara era muy diferente, no sonreía pero tenía una postura “más incorporada” y su cara expresaba más movimiento. Otra de mis experiencias a resaltar antes del mediodía fue cuando en la “room 5” (la de los enfermos mentales), me senté con un señor que contaría con unos 60 anos (tened en cuenta que la esperanza de vida es de unos 45 anos, por lo que esta es una edad muy avanzada aquí), de pelo blanco y muy delgado que no paraba de agitar una sabana sucia (con manchas de heces) mientras hablaba de modo delirante sin ser casi consciente de mi presencia. Note que cuando decía palabras con sentido religioso como “Iesus” o “mesquel” (cruz), su gesto cambiaba radicalmente mientras se escapaban sendos lagrimones de sus ojos. Tras diez minutos de paciente observación, percibí que alguien estaba a mi espalda; era David, el joven esquizofrénico que ayer tanto tiempo pasó conmigo. Aproveche la situación para que me tradujera lo que aquel hombre estaba diciendo: -Dice que los trabajadores no le dejan en paz, que el no quiere tantos cuidados como le dan, pero que a pesar de todo tiene a Jesús y la cruz le ayuda a vivir- dijo David. Seguimos el y yo hablando un tiempo acerca de las distintas “etnias” de Etiopia (de las tres mayoritarias: los Amara, los Oromo y los Tigrei), pero aun cuando la conversación no dejaba de interesarme, notaba como mis parpados comenzaban a pesar (ciertamente, el tono de voz de David tiene un carácter un tanto “anestesiante”), por lo que me levante como pude para “cambiar algo de aires”. No hice sino atravesar la puerta cuando me encontré de frente con Moreno (un voluntario italiano que trabaja de jardinero en el Vaticano): -Prepárate, que dice Francesco que nos vamos ya hacia Asco-, me dijo en “italo inglés”. Os pongo en situación sobre esto último: Francesco es otro hombre alto y de gran barriga también procedente del país del espagueti que, a pesar de su casi total desconocimiento del inglés, se desenvuelve muy bien trabajando y organizando actividades. Esa misma mañana me propuso ir a visitar la casa de las Misioneras de la Caridad del barrio de Asco, situado a 20 minutos de allí en coche y donde casi la totalidad de los pacientes son seropositivos. Este centro, paradójicamente a juzgar por su nombre, si no es el más limpio, nuevo y lujoso de la orden en todo el mundo, poco le debe quedar. Comenzó siendo tan de humilde como los otros, pero se ha desarrollado tanto en los últimos anos (no se exactamente por que motivos), que las mismas hermanas están buscando a algún beneficiario que se haga cargo de el, pues rompe con los fuertes ideales de pobreza que Madre Teresa quería para la congregación. Este cuenta con una clínica totalmente nueva y equipada con un completo equipo medico, tanto técnico como humano (al “estilo europeo”); también tiene un campo de futbol, una granja, dormitorios del mismo estilo que podríamos encontrar en un albergue aceptable y hasta sala de ordenadores.
Aunque Francesco y yo queríamos quedarnos mas tiempo después de la “visita guiada” que nos hizo una de las sisters, no pudimos cumplir tal deseo pues, al parecer, el estomago de Moreno no podía aguantar mas tiempo vacío (luego resulto que la principal razón era que su mujer le estaba esperando para comer, quizá no dijo esto por vergüenza).
A la llegada a Seddist Kilo (en amarina seis kilómetros, la zona donde se encuentra el centro de las hermanas de Addis), tome para comer una aerotortilla con aerotomates (gentileza de Ethiopian Airlines) y corrí hacia el “cibercafé” para luego aparecer por la zona de los niños. Pase casi toda la tarde haciendo carreras entre los niños con silla de ruedas, algo que creo no agrado mucho a las cuidadoras (la verdad es que son un poco serias, además creo que me vacilan, ja ja, que le vamos a hacer).
Ya a las 19.30 y después de una agradecida ducha, pase algo de tiempo en la capilla en la adoración que todas las tardes tienen las sisters durante una hora. Regrese a casa y, después de un suculento plato de pasta (quizá tanto tiempo con italianos a lo largo del DIA me impulse a tal capricho), llegamos al momento actual.
Justo ahora me pongo a pensar en la suerte que tengo yo y mis mas allegados de haber nacido, no olvidemos que de forma casual, en un lugar donde no solo no nos falta la comida y los medios mas avanzados para el cuidado de la salud y la higiene, sino tampoco la posibilidad potencial de recibir cariño; un cariño estable, personal y seguro que es el que nos brindan, sobre todo, nuestros padres y también familiares y amigos. Hache muchos son huérfanos, y son literalmente abandonados en la calle (casi todos los que residen en esta casa), y los que por suerte tienen alguna figura (ya no digo padres), no poseen la seguridad de que el día de mañana una enfermedad mortal no asole fácilmente su cuerpo (digo de una manera evitable actualmente). Por otro lado, aquí el cobro de una pensión o del “paro” es algo cercano a la fantasía. La principal conclusión que saco a raíz de esto es que nosotros, los “occidentales” tenemos por esta razón muchos problemas para “valorar la posibilidad de perdida” de lo que realmente llena nuestra vida, pues no somos del todo conscientes de la muerte; sabemos que existe, claro, pero nuestra cultura nos impulsa a evitar pensar en ella imponiéndonos la necesidad de lo fugaz, de lo continuamente cambiante. Ejemplos de estas “imágenes de la realidad” que se nos presentan para “vivir mejor” los tenemos no solo en el continuo “lanzamiento” por parte de las grandes compañías de productos “cada vez mejores” que debemos adquirir si queremos “estar a la ultima”, sino ya modos de pensar, de identificarnos con estilos de vida que acaben haciéndonos vivir, no con ellos, sino para ellos; así llegamos al “culmen” de la alineación, de la abstracción de nuestra mente, pues dedicamos casi enteramente nuestro tiempo a alimentar una “identidad artificial”, “impuesta” y “vacía”, dejando aparcado el deseo mas intrínseco del ser humano: el cariño expresado en ti en cuanto a los otros. Y podréis comprobar que un modo de vida así tiene sus consecuencias. Aquí en cambio, son mas conscientes de los limites del ser humano, pues están presentes en cada esquina de la calle, en cada familia; experiencias como gente con miembros amputados tendida en el suelo, heridas terriblemente infectadas y niños con la miseria escrita en su cara en las aceras son “algo normal y frecuente de ver” en esta cultura. Es por ello que deduzco que tienen la muerte mas cerca de sus vidas, de su conciencia, y eso tiene una gran ventaja: les hace sentir una mayor necesidad de “vivir el momento”, no como es entendido en nuestra cultura, con momentos “vacíos”, de máximo placer egoísta; sino que viven mas por los demás, aman al ser humano como lo que es, no en la medida de “para lo que sirve”. Quien no ha experimentado alguna vez como algún conocido pide que “no demos detalles desagradables” cuando le estamos contando alguna desgracia, pues esta mas cómodo sin imaginársela; aquí tendría que caminar con los ojos cerrados para ello. Y si alguien quiere “datos objetivos” de esto que digo, solo tiene que venir aquí y ver la amabilidad sincera que se desborda, no solo conmigo (pues se puede pensar que quizá quieren algo de mi por el hecho de ser blanco), sino también entre ellos; el gesto, el saludo, la forma de ofrecerse aquí es diferente y, quizá me equivoque, pero la razón que doy pienso que es la anteriormente expuesta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario